Franco pintó durante algún tiempo entre la década de los cuarentas y principios de los cincuentas imitando a Hitler y Churchill. Me encargaron para la editorial Planeta fotografiar la obra pictórica del Caudillo para ilustrar un libro titulado "Los últimos 476 días de Franco", autor Vicente Pozuelo Escudero su médico de cabecera. Año 1976 poco tiempo después de su muerte, Comentando el encargo con los amigos llenos de curiosidad querían acompañarme. Sustituyo a mis ayudantes por dos para que pasasen por ellos, uno era un periodista especializado en diseño Juan Ignacio Macuá y el otro gran amigo Martín Bartolomé, museólogo y crítico de arte hispano-argentino. A Doña Carmen la viuda le habían obligado a desalojar el Palacio del Pardo y se traslado a un gran piso del centro de Madrid Lo primero que percibí es que no tenían el más mínimo aprecio por la obra pictórica del Caudillo, nos trajeron los cuadros quizás de un desván porque estaban sucios y desvencijados, pedimos elementos de limpieza y martillo para apretar las cuñas y ponerlos en el mejor estado posible. Nos atendía un sirviente con un chaleco de rayas estilo camarero, nos trajo una caja de herramienta con un martillo plateado con el nombre de un barco y la fecha de botadura. El salón estaba abarrotado de objetos, tuvimos que hacer sitio para poder colocar la cámara y los flases, Las pinturas eran bodegones y paisajes, algunas muy naíf y otras de mejor factura donde se notaba la mano de Fernando Álvarez de Sotomayor, (1875-†1960) del que recibía clases, era un buen pintor, muy tradicional de una destreza con los pinceles precisa y técnicamente irreprochable pero que no ha aportado nada a la Historia del Arte. Fue director del Museo del Prado durante la Monarquía, destituido con La Republica, en 1939 con la victoria franquista lo restituyen y será director del Museo hasta su muerte, como para no estarle agradecido a Franco y echarle una manita o las que hicieran falta para sus pinturas.
En la repisa de la chimenea donde colgaba un retrato del dictador realizado por Benedito poníamos las pinturas para las tomas y sobresalía sobre ellas la cabeza de Franco y el amigo Macuá decía: con que mala leche nos mira y Martín me comentaba que le recordaba el día que por su trabajo en Buenos Aires vio la momia de Eva Perón con chamuscado y goterones de ceras de las velas que ponían al rededor de la muerta. De una habitación contigua se oían unos rezos y curioseamos, era una pequeña capilla donde un cura jovencito decía misa solo para la Señora de Meirás , terminado el oficio atravesó el curilla el salón y después ella que paso junto a nosotros sin mirarnos ni decir palabra como si fuéramos unos objetos inanimados.
Curiosa esta etapa del caudillo que creo que muchos desconocen...por sus pinturas se ve claramene que le gustaba la caza, como en tantas imagenes han salido en televisión.
ResponderEliminarHaces un trabajo impresionante con este blog.
Un saludo Jasús.
Excelente aporte. Si no es problema nos gustaría publicarlas en nuestro portal de arte: Artenadas.com.ar
ResponderEliminarUn saludo!